Hoy debemos despedir a una ciudadana ilustre de nuestra comunidad. Profesora, orientadora, amiga, madre, directora, vecina, pionera, emprendedora, etc. etc. son muchos los perfiles en que Celeste Camejo destacó con solvencia, mesura y calidad.
Celeste, excelente profesora de francés, nos introdujo en la lengua de Dumas, Voltaire y Baudelaire, nos enseñó «La Marsellaise» y guió personalmente las primera generaciones del liceo. Fue parte crucial del equipo de gente que llevó adelante la idea del Liceo de Empalme Olmos, desde el plano de los proyectos y las intenciones a felices realidades. Camino lleno de escollos (como suelen ser los importantes y trascendentes), pero surco fértil que ha formado a decenas de personas que hoy contribuyen positivamente a la comunidad.
Por otra parte, Celeste fue la madre de mi generación. Juntos fuimos el primer grupo liceal de Empalme Olmos en participar en programas de TV y ganarlo. Gracias a ello y luego de un gran trabajo llevado adelante por nosotros y nuestras familias pero coordinado por Celeste logramos, más de 25 jóvenes, viajar a Chile en un viaje de sueños y en un Uruguay muy diferente al actual.
De todas las cualidades que Celeste logró cultivar en su vida, destaco la templanza. Templanza para conservar la calma en dificultades, para esperar el momento adecuado, para dar la retribución justa, para acercar el elogio sincero.
Hoy Empalme llora la pérdida y valora el recuerdo de quien pudiendo elegir una vida anónima y privada optó además por ser un puntal, promotor y emprendedor de nuestra comunidad.
Hasta siempre Celeste…